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Tomo mundo tiene un «ritual» mañanero. Con ritual me refiero a esa serie de acciones, que hacemos diariamente desde que abrimos los ojos hasta que salimos de nuestra casa.
Actualmente, nuestros teléfonos son casi una prolongación de nuestros cuerpos: a cualquier lugar que vamos, tomamos nuestros celulares, ¡incluso al baño! Podemos realizar la mayor parte de nuestros labores profesionales e incluso jugar algunos juegos avanzados con ellos. Nuestros teléfonos ya no son exclusivamente una manera de conectarnos con la gente con SMS o llamadas sino también son aparatos multifuncionales que nos permiten conectarnos con las personas de diferentes maneras; pero a veces parece que dejamos que estas herramientas se conviertan en nuestras amas, ¿no crees?
En mi caso, como uso mi celular también como alarma, hace un par de años, mi ritual en la mañana, era más o menos así:
- Abrir los ojos.
- Apagar la alarma.
- Desactivar el modo avión del celular.
- Empezar a revisar todos los mensajes de las diferentes aplicaciones (WhatsApp, Viber, Facebook, etc).
- Salir de la cama
- Checar mis emails y noticias relacionadas a mis labores mientras camino hasta el baño.
- Lavarme la cara mientras continuo revisando correos y por supuesto intentar responder a quien tenga que responder.
- Hacer el desayuno.
- Dar de comer a Kompa (nuestro perro).
- Sacar al Kompa y regresar con él a casa.
- Lavarme los dientes.
- Ir al trabajo.
¿Te parece familiar este «ritual»? Si sí, entonces muy probablemente ya has experimentado la misma sensación de sentirte completamente agobiado y ansioso poco tiempo después de haberte despertado.
Si tu rutina no tiene nada que ver con lo anterior, ¡felicidades! Sin embargo, continua leyendo porque quizá encontrarás algo de utilidad en mi nueva rutina o mejor aun, podrías sugerir algo diferente para mejorarla.
Mi ritual actual de la mañana es más o menos de la siguiente forma:
- Abrir los ojos.
- Apagar la alarma.
- Respirar con calma y con consciencia mientras realizo una revisión de mi cuerpo (cómo se siente, qué pasa en él).
- En mi cabeza, digo «Gracias» (por estar despierto, por estar vivo, sano, amado y por todas las demás bendiciones que tengo).
- Dar un beso a Elise, le digo «hola» y la abrazo.
- Respirar conscientemente otra vez para hacer por lo menos unas de las siguientes posiciones de yoga en mi cama (giro de la espina hacia los dos lados, cobra o perro mirando hacia arriba, postura del gato y postura del niño)
- Salgo de mi cama y digo hola a Kompa.
- Camino hacia el baño para lavar con calma mi cara.
- Preparo el desayuno (o ayudo a prepararlo).
- Doy de comer a Kompa, lo saco a pasear y lo llevo de nuevo a casa…
Ya no prendo inmediatamente las comunicaciones de mi teléfono cuando me levanto porque me di cuenta que era una de las peores cosas que podía hacer ya que me bombardeaba de información lo cual no me permitía enfocarme en mi relación conmigo mismo (con mi cuerpo, mi mente/alma).
Al respirar con calma y consciencia mientras hago un chequeo de mi cuerpo, estoy haciendo exactamente lo que descuidaba en mi rutina anterior: me conecto conmigo mismo (es una meditación corta, sí, meditar tiene que ver con la respiración y la conexión con uno mismo).
Piénsalo; en realidad, ¿cómo puedes tener relaciones interpersonales significativas y amorosas si descuidas tu propio cuerpo? ¿Cómo puedes interactuar con otros de una manera amable y compasiva si no lo haces contigo en primera instancia? ¿Cómo puedes estar relajado o tranquilo si la primera cosa que haces en la mañana es saltar al oceano infinito de la información?
Diciendo «gracias», incluso si es sólo un simple gracias, empiezo mi día con gratitud (con tiempo empezarás a agradecer sobre muchas cosas y no sólo cuando te despiertas, así sucedió conmigo al menos).
Si tienes pareja e incorporas a tu rutina un beso o un abrazo, verás como eso contribuirá al bienestar de la otra persona y fortalecerá la relación entre ambos. Si tu pareja sigue durmiendo, puedes omitir el abrazo pero ¡no te atrevas a salir de la cama sin un beso! Si no tienes pareja, toma más tiempo para ti.
Estirar tu cuerpo ayuda a despertarlo lenta y amablemente. Tu cuerpo también necesita tiempo para despertar, y créeme, ¡te lo va a agradecer! Los estiramientos que mencioné toman menos de 2 minutos y se enfocan en la columna vertebral; son muy suaves pero refrescantes al mismo tiempo. Siéntete libre de modificar estos ejercicios dependiendo de tus necesidades y escucha a tu cuerpo, él te dirá lo que necesita.
Hasta este punto (el número 6 de mi segunda lista), dediqué (o mas bien invertí) no más de 5 minutos de mi mañana cada día.
Me permito desactivar el modo avión de mi teléfono hasta que me haya estirado y haya dejado la cama porque en esos momentos ya estoy listo para empezar el día con energía positiva, serena y asertiva. Sin embargo, trato de prender mi teléfono lo más tarde posible, así aprovecho ese tiempo conmigo mismo y con la gente o los seres alrededor de mí (como mi perro) un poco mas y de manera consciente y enfocada.
Desde que empecé a implementar este ritual, mi vida mejoró enormemente en todos los aspectos; entonces si te sientes drenado de energía desde en la mañana, toma esta lista como inspiración. Quizá tu cuerpo te esta diciendo que tu rutina mañanera no te está ayudando.
¿Tienes algún consejo o sugerencia en cómo empezar tu día con el «pie derecho»? Compártelos con nosotros por favor en la sección de comentarios («¡Por favor comparte lo que piensas!») abajo de cada artículo.
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